- Elaborar un informe regional sobre el “El impacto del fundamentalismo religioso en la agenda de los derechos humanos, principalmente de los derechos de las niñas, niños y adolescentes”, estableciendo estándares mínimos que los países deben garantizar en estos casos en materia de protección de derechos humanos.
- Que la CIDH exhorte a los Estados para que garanticen el derecho a la educación y salud sexual y reproductiva de los niños, niñas y adolescentes, estableciendo procedimientos que aseguren su derecho a la participación y sean respetuosos de su autonomía.
- Que la CIDH recuerde a los Estados su obligación de adoptar medidas específicas para modificar los patrones socioculturales de conductas heteronormativas, incluyendo el diseño de programas de educación formales y no formales para contrarrestar prejuicios y costumbres y todo otro tipo de prácticas que se basen en la premisa de la inferioridad de las mujeres, y de las niñas, niños y adolescentes.
- Que la CIDH les recuerde a los Estados su obligación de garantizar la libertad de creencia, sin afectar otros derechos, y asegurando el funcionamiento de servicios cuya negación pueda poner en peligro la salud y vida de las personas.
[Español] La sociedad civil denuncia el fundamentalismo que usa el género contra los derechos humanos
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Por primera vez, se presenta a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) la agenda de políticas de género y derechos humanos desde la perspectiva de los avances del fundamentalismo en América Latina y el Caribe.
El 11 de noviembre de 2019, en Quito, Ecuador, Paz y Esperanza e IPRODES de Perú y Koinonia Presencia y Servicio Ecuménico, miembro del Foro Ecuménico ACT Brasil, presentaron en una audiencia pública de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) un informe que denuncia el peligro de las agendas contra los derechos y el discurso de odio en la agenda de los Derechos Humanos y en el avance de las políticas públicas.
La falacia del género, que llaman “ideología de género” y la apropiación por parte de los discursos fundamentalistas, con atención a las narraciones religiosas, continúan promoviendo agravantes y progresivos retrocesos en toda América Latina y el Caribe. Al igual que Bolivia recientemente, donde la Biblia y el arma se utilizan para tomar el poder de un gobierno elegido democráticamente.
La representación en la CIDH no fue solo de estas organizaciones, sino de docenas más, de estos y otros países de la región para exponer los reveses que han amenazado y violado los derechos humanos durante varios años.
Como consta en el documento presentado, “en los últimos años, diversas iglesias, colectivos y organizaciones religiosas conservadoras, vienen enarbolando un discurso de rechazo al concepto de género como categoría de análisis, optando por catalogarlo como una mera “ideología”. En ese sentido, nos encontramos frente a una nueva terminología utilizada por este sector de la sociedad civil para impedir la incorporación del enfoque de género en las leyes y políticas públicas.”
El objetivo era liderar y promover la reflexión sobre los desafíos, las normas de buenas prácticas para promover y proteger los derechos a la educación, la salud y el derecho a la vida libre de violencia, en particular con respecto a las mujeres, la población LGBTI +, niños y adolescentes; y sobre cuestiones de derechos de género, como los derechos sexuales y reproductivos, en un contexto en el que la defensa política de los religiosos fundamentalistas es contraria a los derechos de estas poblaciones.
La solicitud de ponencia durante la audiencia pública de la CIDH fue presentada por las organizaciones peruanas y brasileña y estuvo representada por Ronald Gamarra, Sofía Carpio de IPRODES, Perú; Marilia Schüller de Koinonia y Foro Ecuménico de ACT Brasil; y Germán Vargas de Paz y Esperanza, Perú.
La audiencia pública fue presidida por Joel Hernández García (México), miembro de la CIDH. También estuvieron presentes los siguientes miembros de la Comisión: Margarette May Macaulay (Jamaica), Luis Ernesto Vargas (Colombia), Soledad García Muñoz (Argentina), María Claudia Pulido (Colombia). Lamentablemente, la representación de Brasil en la Comisión no estuvo designada para presencia en esta audiencia.
Marilia Schüller, asesora de KOINONIA sobre las relaciones institucionales e internacionales de la agenda de Ecumenismo y Justicia de Género, informa que la Comisión acogió con beneplácito el informe presentado y lo expresó con palabras de agradecimiento.
“La importancia del derecho a la educación de niñas, niños y adolescentes, y especialmente de la educación sexual en las escuelas, como parte de la capacitación para la vida, era muy clara; También la continuidad de las políticas públicas que favorecen a las mujeres, los niños y la población LGBTI + que son segmentos vulnerables en nuestras sociedades”.
Al denunciar y oponerse al fundamentalismo religioso, que en nuestro contexto latinoamericano y caribeño ha sido propagado por sectores cristianos conservadores, Marilia agrega: “Hacemos hincapié en la importancia de las organizaciones religiosas que contribuyen a la reflexión desde una perspectiva de derechos humanos y de la afirmación de la laicidad del estado”.
La presentación de la delegación de organizaciones buscó demostrar que el escenario de la región no puede entenderse desde simples percepciones. Es complejo, paradójico y atravesado por varios elementos. En el cual los discursos conservadores usan lenguajes, símbolos, valores e instituciones democráticos para negar y oponerse a los derechos humanos que sustentan estas mismas instituciones.
¿Qué elementos son estos?
-Oposición al enfoque de género a través de la creación del discurso y el desarrollo del activismo basado en el concepto fantasioso de “ideología de género”;
-Las nuevas formas de participación religiosa en la esfera pública; Las tensiones entre el discurso religioso-conservador y el enfoque de los derechos;
-El impacto de la agenda civil-religiosa en las normas y políticas públicas relacionadas con los derechos humanos;
-La instrumentalización del derecho a la libertad de creencias;
-La inserción del fenómeno religioso en un escenario más amplio de des-democratización global desde la segunda década del siglo XXI.
Por fin, a delegación presento las siguientes peticiones a la Comisión: