Compilado y editado por Jocabed Solano y Drew Jennings-Grisham

Abya Yala significa Tierra Madura, Tierra Viva o Tierra en Florecimiento, fue el término utilizado por los Kuna, pueblo originario que habita en Colombia y Panamá, para designar al territorio comprendido por el Continente Americano.

Las luchas, lamentos, fuerza, resistencia y propuestas de las mujeres indígenas es milenaria. Cada puntada, cada tejido, cada canto, el camino por las montañas, en canoas por los ríos, lagos y mares de nuestra querida Abya Yala nos muestran la sabiduría de las mujeres indígenas. La espiritualidad de las mujeres indígenas atravesadas por el cuerpo de ser mujer y de ser mujer en la Madre Tierra, permite conectarse con la Ruah desde los espacios concretos de la vida, en el canto y reflexiones que hacen a diario en el sendero de la vida. 

Con gratitud y alegría compartimos las memorias sagradas de nuestras hermanas a través de este proyecto de conocer a mujeres teólogas cristianas indígenas. Esta colección es un inicio para seguir conociendo a más mujeres indígenas quienes a través de su identidad como mujeres indígenas y su caminar como seguidoras de Jesús, nos muestran propuestas de vida para la iglesia global. Algunas de ellas han estudiado formalmente en algún instituto, universidad o comunidad de estudios teológicos, pero nosotras creemos que la teología y el hacer teología no está limitado por los espacios académicos. Más bien trasciende estas maneras de entender y hacer teología. Por lo tanto en esta pequeña recopilación hay una diversidad de aproximaciones como mujeres que viven el quehacer teológico en sus contextos. Cada una tiene una historia y manera de comprender la vida y su fe que nos amplía las maneras de conocer como la Ruah está entretejiendo en la vida de ellas y de tantas mujeres indígenas en Abya Yala y en otras tierras de este planeta.

Invitamos a cada una de estas mujeres a presentarse a su manera como teólogas indígenas y luego les pedimos que compartieran con nosotros lo que ellas creen que es la contribución de las mujeres indígenas a la iglesia, por qué creen que es importante que escuchemos las voces de mujeres indígenas, y compartir algún sueño que tienen. Si deseas dialogar directamente con alguna de estas mujeres, algunas le han proporcionado su información de contacto.

Sofía Chipana Quispe (Bolivia)

Sofía Chipana, archivo personal

Nacida en La Paz, Bolivia, Sofía se describe a sí misma como teóloga e investigadora que por muchos años ha tejido su fe cristiana desde su identidad aymara en el camino de sus ancestros. Ha trabajado con redes dedicadas a la reflexión teológica y la articulación de saberes, sabidurías y espiritualidades, y acompañó por varios años el proyecto de Lectura Intercultural de la Biblia promovido por el Instituto Ecuménico Andino de Teología (ISEAT), en la que impartió clases en el programa académico y en el programa Bíblico Pastoral.

Estudió en la Universidad Bíblica Latinoamericana (UBL, Costa Rica) y es miembro de la Comunidad de Sabias y Teólogas Indígenas de Abya Yala y de la Comunidad de Teología Andina de Perú, Argentina y Bolivia que propicia el encuentro entre una teología andina y una teología andina cristiana con comunidades de base. Además de muchos artículos, dos de sus publicaciones son Interpretación de la Biblia: Herramientas actuales de exégesis y hermenéutica (2008) y Apocalíptica: Relatos para la recreación de la vida (2012). 

Según Sofia,  

Siento que, en las iglesias aún no se considera a las mujeres indígenas, pues en las diversas denominaciones cristianas las espiritualidades ancestrales aún son vistas con mucha sospecha y por ello muchas veces son encaminadas por diversos medios a “civilizarse.” Esto las lleva a dejar sus espiritualidades ancestrales que supieron conservar de manera creativa, gracias a sus resistencias frente a las imposiciones coloniales que se sostienen en la educación, la religión y otras instancias. 

En este último tiempo desde mi ubicación en la recreación de la identidad indígena urbana, rescato los aportes que se van gestando en las diversas comunidades de mujeres que buscan rescatar la memoria ancestral, donde el contacto con las mujeres en sus territorios de origen es muy importante, pues en esos espacios se enfrenta la resistencia entretejida a partir de sus espiritualidades que sostienen sus identidades en vínculo con sus territorios y su organización que cada vez sufren con mayor violencia el atentado de los proyectos extractivistas que buscan a toda costa ampliar sus fronteras en las diversas territorialidades.

Por otra parte, también voy escuchando los diversos modos en que se comprende la relaciones que van más allá de las categorías binarias de género sustentadas en sus cosmogonías y cosmologías, a fin de establecer el equilibrio cósmico.  En la ubicación desde el tiempo y espacio por la que camino, veo cómo empieza a resurgir hermosamente los diversos saberes en manos de mujeres vinculadas a sus fuentes indígenas, que rescatan las tradiciones ancestrales no para repetirlas sino para recrearlas en los diversos espacios, creando la proximidad de las nuevas generaciones que con mucha facilidad desde los sistemas educativos viven procesos de aculturación.

Sueño con espacios donde se entretejen los saberes, sabidurías y espiritualidades ancestrales, atravesadas por las ricas experiencias sostenidas en las diversas territorialidades, a fin de promover un camino en el compartir con otros saberes, que desde la hegemonía del pensamiento único se fueron desechando y no fueron consideradas como tal.

Se trata de un camino profundo en la que se rescata diversas prácticas conectadas con los ciclos del cosmos que pueden ayudar a ofrecer otros modos de organización y de relaciones, que estén abiertos a los diálogos con los otros pueblos que de la misma manera que en Abya Yala, buscan gestar sus propios modos de ser y estar en el cosmos, donde la vida no está dividida entre bueno y malo, a fin que pueda gestarse los buenos vivires en los diversos mundos indígenas. 

email: warmi_pacha@hotmail.com

Brooke Prentis (Australia)

Brooke Prentis. Fuente: Twitter de la autora

Brooke Prentis es una mujer aborigen de la nación Waka Waka en las tierras ahora comúnmente conocidas como Australia. Nacida en territorio Yindinji (Cairnes, Australia) y actualmente viviendo en territorio Gadigal (Sydney), Brooke es la CEO de Common Grace (Gracia Común) (www.commongrace.org.au), un movimiento creciente de más de 45,000 cristianos(as) australianos(as) apasionados por Jesús y la justicia y ella es la coordinadora del Grasstree Gathering (www.grasstreegathering.org.au), una red creciente de líderes aborígenes e isleños del Torres Strait de todo Australia y varias denominaciones.  

Brooke se convirtió en pastora en 2012 sin haber recibido nada de capacitación teológica formal y sufrió discriminación cuando buscó estudiar en una universidad teológica– una experiencia que la dejó sin ganas de estudiar teología. Pero cuando ella partició en una conversación en 2013 sobre el deseo de introducir “NAIITS: Una comunidad indígena de aprendizaje” a Australia, reavivó su interés en estudiar la teología. Fue co-autora de su primer ensayo teológico (“Reconciliación sin Arrepentimiento: La política y la teología del aplazamiento de la justicia para pueblos aborígenes en Australia”) en 2016, lo cual fue presentado en el encuentro de la Red Global de Teología Pública en Ciudad del Cabo, Sudáfrica.

Según Brooke,

Nuestras sociedades antes de la colonización eran basadas en vivir en paz y armonía como administradores designados por Creador para cuidar toda la creación. Y esta tarea incluía tanto a mujeres como hombres. Por demasiado tiempo mujeres de todo trasfondo cultural han sido excluidas del régimen teológico, igual como los pueblos indígenas, y por lo tanto las mujeres indígenas tienen perspectivas, voces, experiencias y revelaciones importantes para contribuir a la iglesia global. En las tierras ahora llamadas Australia, los hombres aborígenes siempre se refieren a la mujer aborígen como la columna vertebral de nuestras sociedades. Me encantaría que la iglesia global viera la necesidad de esta columna vertebral y que vea cómo la iglesia global y todas las naciones podrían ser fortalecidas por las mujeres indígenas que Dios ha llamado para su servicio.  

Sueño ver un Australia construida sobre la verdad, justicia, amor y esperanza. Algunas personas lo llaman reconciliación, otras conciliación, pero es un sueño para un futuro para gente indígena y no-indígena de Australia y para toda la creación alrededor del mundo. Los pueblos aborígenes sufren tantas injusticias, incluyendo ser los únicos pueblos indígenas en el Commonwealth británico sin ningun tratado, tienen la brecha más grande entre la esperanza de vida de la gente indígena y no-indígena, la taza más alta en el mundo de suicidio infantil, la pobreza, y muertes de aborígenes en detención.

Mi sueño puede parecer un sueño imposible pero muchas generaciones de aborígenes antes que yo también han cargado este sueño y creo en un Dios que puede hacer todas las cosas posibles. Sueños imposibles pueden volverse posibles cuando los hijos e hijas de Dios de toda cultura se aman y actúan para acabar con la injusticia.   

email: brooke.prentis@gmail.com

Cheryl Bear (Canadá)

Un miembro de la primera nación Nadleh Whut’en, Cheryl es una cantautora ganadora de varios premios que comparte historias de la vida indígenas a través de relatos y cantos. Es un miembro fundador de NAIITS: Una comunidad indígena de aprendizaje. También es profesora en Regent College en Vancouver, BC, Canadá. Cheryl tiene un doctorado de The King’s University en Los Ángeles, EEUU, donde su trabajo de investigación presenta un acercamiento al ministerio cristiano entre las Primeras Naciones desde las bases de una cosmovisión y valores indígenas. Su trabajo los últimos 28 años dentro de la iglesia y la academia ha sido educar a personas no-indígenas sobre cosmovisiones, culturas y valores indígenas.

Cheryl Bear. Fuente: Sítio personal cherylbear.com

Según Cheryl,

Falta hacer mucho trabajo todavía para crear conciencia sobre las perspectivas indígenas sobre la historia, la espiritualidad, la cultura, la cosmovisión y los valores. Hay una gran necesidad de esto porque hay muchos malentendidos, estereotipos y racismo en nuestras iglesias hacia los pueblos indígenas. “Racismo” es una palabra fuerte, lo sé. Simplemente no hay otra manera de describir con precisión cuán mal nuestros hermanos y hermanas indígenas han sido tratados por líderes no indígenas. Muchos dicen, “enfoquemos en lo bueno. Esos días ya pasaron.” Tenemos que enfocarnos en la justicia para los indígenas en las iglesias, la cual incluye, pero no termina con, la igualdad.

La mayoría de los cristianos en Canadá y EE.UU. colocan firmemente el ministerio indígena en bajo la etiqueta de trabajo multicultural o misionero. Pero esto debe cambiar porque somos los anfitriones de esta tierra y merecemos honor y justicia en lugar de ser relegados a un interesante espectáculo paralelo o barraca de feria.

Los últimos 28 años no han sido fáciles. Hay mucha resistencia a la reconciliación porque la verdad, la justicia y la reconciliación no solo deben extenderse a los pueblos indígenas sino también a su territorio tradicional. Enmendar las cosas bien se extiende a la tierra. El enfoque hoy en día está en la reconciliación entre grupos de personas, especialmente aquí en Canadá. Esto se debe a la comisión de la Verdad y la Reconciliación que se produjo después del acuerdo de Indian Residential School en 2007, la demanda colectiva más grande en la historia de Canadá.

La iglesia debe liderar discusiones sobre justicia y reconciliación porque toda nuestra fe se basa en la reconciliación. Dios nos ha reconciliado y por eso nos llama a caminar juntos en unidad y fe. En cambio, la historia de la iglesia en América del Norte, Central y del Sur ha sido una historia de subyugación, dominio e incluso supremacía blanca. Lo único que puede cambiar esto es la verdad proclamada, y con demasiada frecuencia silenciada, por los líderes cristianos indígenas. 

cheryl@cherylbear.com

Erlini Tola Medina (Erlini Chové- nombre indígena)

Nacida en el pueblo de Teoponte en la región donde los Andes se encuentran con la Amazonía al norte de La Paz, Bolivia, Erlini es de descendencia quechua pero se identifica con la cultura del pueblo leco. Actualmente vive en La Paz donde se desempeña como teóloga, artista plástico, ilustradora, educadora popular, cantora y facilitadora de talleres en producción artística, reciclado y artesanías. Su pasión para el arte y la educación le ha dado oportunidades como dirigir el Museo Vivo Interactivo “Yatiyawi”, elaborar murales en iglesias evangélicas y católicas, dar exposiciones comunitarias e individuales, ser promotora de educación didáctica basado en el juego y educación alternativa, elaborar materiales de educación popular y educación cristiana y materiales para alfabetización y postalfabetización, y realizar producciones de diseño y material gráfico.

Según Erlini, 

Soy de la nación Quechua y Leco. Asumirme en este sentir, hoy por hoy es vital. Siempre estuvo presente pero de forma intuida y en voz baja y la describiría gráficamente como una imagen distorsionada estéticamente. Ciertas crisis estructurales me invitan a “ver” o “reconocer” diálogos internos más dignos, desde una espiritualidad propia y milenaria y de resistencia, transformadora y sanadora.

“Hija de Eva, un culto al sufrimiento”. Erlini Chové

El Arte así como la Teología son puentes que me permiten dialogar internamente y recrear nuevos lenguajes e imaginarios; abrir caminos donde parece que no existen y encuentro mundos diversos transformándose conscientes y de seres apasionados de vida y energía. Abrir un nuevo espacio y tiempo dentro éste tiempo, es como una dislocación existencial y luego imaginar, creer, crear; a partir de nuevos impulsos, para vivir nuevas realidades Respetando el ciclo natural y el continuo y eterno retornar de la vida. 

La población mayoritaria en mi país se reconoce como “indígena”, y en las iglesias la membresía también está constituida por esta gente indígenas y/o de raíces indígenas. Y de esta población la mayoría son mujeres indígenas. Si hablamos de las mujeres cristianas indígenas en las iglesias, se puede observar después de siglos desde la imposición de la cultura cristiana, que nosotras tenemos nuestro propio caminar y expresiones propias de testimonio. La presencia y contribución de las mujeres muchas veces es asistencial y fundamentalmente de servicio alrededor de cuidados en un ámbito familiar que se extiende a la iglesia en la división de roles.

La diversidad en comunidad equilibra y genera condiciones para una vida armónica y justa (reino de Dios). Y no reduce a una sola forma de pensar–hay que escuchar las otras voces silenciadas. Somos testigos de un tiempo al cual hemos llegado con un sistema de creencias, absolutismos y colonizaciones mentales y de religiones masculinas que nos desafía a cambios trascendentales. 

Así las mujeres indígenas atesoran lo sagrado de la vida, desde la memoria; su aporte con los idiomas propios que recrean los tiempos, el tejido ancestral, la siembra y elaboración de los alimentos como parte de la ritualidad, todo un conocimiento ancestral en conexión integral y honra la vida con vida. Somos sujetos de transformación y saberes propios desde siempre; aún se puede dialogar desde estos sentires hacia una convivencia más equilibrada entre los seres de nuestra especie (y no solo humana) y el cosmos.

Juana Luisa Condori Quispe

Juana Luiza Condori Quispe es aymara nacida en Chirapaca, La Paz, Bolivia. Hizo estudios en Antropología y Estudios Culturales en la Universidad Mayor de San Andrés (Bolivia) y la Universidad de Arizona (USA) respectivamente. Estos últimos años se ha dedicado a la recuperación de literatura de académicos aymaras, la revitalización de lenguas nativas y el empoderamiento de la mujer en el campo de la justicia, la gestión del desarrollo y la vida política comunitaria en distintas organizaciones privadas y públicas. Actualmente es coordinadora de Memoria Indígena en Bolivia e investigadora del Taller de Historia Oral Andina (THOA) enfocada en el rescate de archivos orales y escritos aymaras sobre el movimiento de los caciques apoderados de Bolivia como conocimiento de relación, resistencia y liberación de carácter histórico. Juana también estudió teología intercultural en el Instituto Superior Ecuménico Andino de Teología (ISEAT). Juana busca practicar y revalorar la teología desde el mundo de la mujer aymara, en su hogar, en la comunidad, en la siembra y en el tejer, y en su idioma.

Según Juana,

En La Paz, en las iglesias de las provincias, te puedo decir que las iglesias están llenas de mujeres. Hace poco yo estoy acompañando a una comunidad donde siempre ellas destacan que somos mujeres nomás aquí. Entonces ahí me doy cuenta que, la “poca visibilidad” de estas mujeres está un tanto asociada también al mundo privado donde la sociedad dominante la ha relegado, la ha impuesto de una manera. Es ese mundo privado que tiene que ver simplemente con la reproducción, el estar en la casa, el atender la familia, el ocupar quizá tareas que están vinculadas más a lo local, a la tierra. Pero es en ese espacio que hacemos teología. Nuestras teólogas no son teólogas en el sentido de su formación académica que tiene que ver con el sentido estricto que es la teología como ciencia, sino son teólogas desde la experiencia del ser humano, de la mujer, del chacha, la warmi de nuestras comunidades, de esa relación vivencial que se tiene con Dios todos los días.

Desde ahí te puedo decir que las mujeres somos portadores de una sensibilidad única para el campo de la fe. Pero en cuanto a la tarea de visibilizar, o no, a la mujer y su experiencia con Dios en las comunidades, pienso que muchas veces no están tan interesadas en hacerse visibles. Su fe, su teología es vivida, y esa cosa del corazón, simplemente se manifiesta en su vida diaria con el prójimo y el lugar donde esa persona habita. Entonces no hay una preocupación generalizada en la mujer, en la comunidad común. No sienten la necesidad de buscar un grupo colegiado de personas con las cuales están compartiendo sus ideas y teorías. Creo que más bien esa es una concepción bastante occidental.

Por eso más que hablar de teología como una formación de un grupo colegiado, quisiera hablar de esas mujeres que día a día se comunican, en su sentir, sus experiencias, su espiritualidad profunda. Ellas son como un sostén y fortaleza para la transformación de la comunidad, y de su familia. Entonces ahí vemos a muchas mujeres teólogas que en la praxis realmente nos enseñarían bastante lo que significa ese vínculo y esa relación con la tierra, la comunidad, la familia. Pero no es un asunto de “visibilizarlas” sino de ir y compartir la vida con ellas.

María Patricia Coronado Sauna
"Ayra, un volver a Ser". Erlini Chové
“Ayra, un volver a Ser”. Erlini Chové

Patricia es una mujer de la nación Wiwa, en la Sierra Nevada de Santa Marta en el norte de Colombia. Creció en un pueblo llamado Bunkua Gemakungui, una comunidad conservadora de la tradición fiel a los principios del pensamiento wiwa. Actualmente vive cerca de Bunkua Gemakungui a dos horas caminando en un pueblo llamado Atanquez, dentro de una reserva indígena kankuamo.

Patricia es teóloga como describe Juana arriba, pues su teología fluye de la forma que ella cuida a su comunidad y en su tejido. Con su esposo Julián, crían a 6 hijos/as (Sezhawimako, Euclides, Ena Maria, Euma, Awitshama y Shiblekan), pero su familia es mucho más grande pues desde hace más de 5 años, Patricia y Julian lideran un hermoso sueño llamado Casa Wiwa. La Casa Wiwa es un espacio donde dialogan desde el pensamiento wiwa con la tradición cristiana y también donde escuchan el pensamiento cristiana para convivir desde la diversidad.

Según Patricia,

En la Casa Wiwa hacemos capacitaciones, cantos, contamos historias ancestrales, aprendemos y enseñamos con talleres de alfabetización en nuestra lengua, y trasnochamos conversando alrededor del fogón, todo enfocado en la conservación completa de nuestra cultura wiwa. El evangelio no es una doctrina que reemplaza la cultura que es el diseño de Dios mismo, sino que dignifica y es garante de la preservación integral de las culturas nativas.

En algún momento en una de nuestros encuentros escuché a alguien decir: “una vez en mi comunidad me preguntaron –¿la iglesia qué tiene para ofrecernos, cómo nos ayuda?” O sea, quieren ver lo que hacemos los cristianos, o lo que no hacemos, en la comunidad. Se enseña de amor, pero no se ve ese amor, se habla de unidad pero hay más divisiones porque cada denominación tiene su propio rancho y quieren que entremos allí, lo cual causa confusión. Dios enseñó amar al prójimo pero aquí en la iglesia enseñan hablar mal de los ancianos.

La historia de evangelización en la Sierra Nevada de Santa Marta nos muestra que hay ausencia total de un encuentro para dialogar la espiritualidad. La iglesia nunca ha querido escuchar a nuestros ancianos ni su manera de transmitir los valores culturales de generación a generación que ha servido para existir como lo que somos ahora. La Casa Wiwa sin duda es un proceso que nos ha invitado a repensar muchas cosas relacionado con la forma de ver y entender nuestra cultura y la fe cristiana.

Mi encuentro entre mi fe y cultura inicia en mis tejidos. La mochila hecha por nosotras las mujeres wiwa culturalmente no se comercializan es solo para uso de los familiares más cercanos como esposo, hijos, padre, suegro y demás. Las sagas (ancianas sabias de nuestra comunidad) me dijeron: “cuando vas a tejer mochila de tu esposo o de tu padre siempre debes pensar en cosas buenas, para que le vaya bien en todo, para que le rinda trabajo, para que no le venga malos pensamientos en su mente.” Cada mochila tejida es una oración. Me gustaría enseñar a mis hijas y otras mujeres sobre por qué seguir tejiendo mochilas, para permanencia de nuestra cultura wiwa y de esa manera expresar nuestros pensamientos y sentimientos. 

Voz de la mujer indígena

Jocabed Solano, archivo personal.

Voz de la mujer indígena que se escucha en los ríos, lagos, mares, bosques.
Voz de la mujer indígena que grita junto con la Madre Tierra. En defensa de su cuerpo, el cuerpo de la  Madre Tierra.
Voz de la mujer indígena que sangra junto con el dolor de la Tierra de Nabgwana(Corazón de Mamá y Papá).
Voz de la mujer indígena que canta con la hermana pájaro y su canto nos enseña la sabiduría de sus ancestras.
Voz de la mujer indígena que danza junto al fuego y el fuego le da energía para luchar.
Voz de la mujer indígena que  en el murmullo del viento envían mensajes de lucha por la Tierra.
Voz de la mujer indígena que le canta a la Madre Tierra.
Voces de las mujeres indígenas cantando a la Ruah y de ella reciben la resistencia para vivir en comunidad.
Voz de la mujer indígena que danza,canta y su voz  de lucha estremece a Abya Yala.
Voz, voces de las mujeres indígenas que se unen al agua, al viento, a la tierra, al fuego. 

Se unen a la Madre Tierra en espera de este nuevo amanecer de liberación para todas las mujeres indígenas en todo el mundo. Voces de las mujeres indígenas cantando con la creadora la esperanza para toda Abya Yala.

Jocabed R. Solano M.

Publicado originalmente en Memória Indígena