Declaración Pastoral del CLAI desde La Habana

Los delegados y delegadas de la Sexta Asamblea General del Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI)

Foto: Marcelo Scneider 

Los delegados y delegadas de la Sexta Asamblea General del Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI) reunidos en la Habana Cuba, del 22 al 25 de mayo del 2013 testificamos de la unidad, la fe y la esperanza en el Dios que nos invita a un ecumenismo de gestos concretos. Ese tema, basado en Efesios 4:3, nos ha desafiado en la búsqueda de una paz con justicia en nuestro continente. Hemos compartido nuestros quebrantos, anhelos y esperanzas. Para ello, hemos sido motivados y motivadas por gestos litúrgicos, reflexiones bíblicas, espacios de diálogo y la proclamación de la Palabra que dinamiza la presencia del Espíritu.

La Habana, miércoles, 29 de mayo de 2013

Previo a la Asamblea, tuvimos la grata experiencia de compartir reflexiones y desafíos desde la Consulta Continental sobre Derechos Sexuales y Reproductivos, celebrada del 21 al 22 de mayo del 2013 en la misma capital cubana. Allí afirmamos la necesidad de tratar estos temas desde el marco de los derechos humanos y sus garantías a partir de los Estados, ya sean confesionales o laicos. En la misma se expresó que la prevención de la violencia de género y la violencia sexual, la maternidad, la educación de la sexualidad, la prevención y atención de las personas que viven con VIH-SIDA, y el respeto del cuerpo, la planificación familiar, son necesarios y pertinentes para una verdadera transformación de nuestras sociedades, según contenido en el Documento de El Cairo del 1994. De igual manera rechazamos todo tipo de violencia hacia la mujer y la infancia, máxime en un contexto en el que se padece el flagelo del feminicidio y tráfico humano, los cuales crecen a un ritmo mayor que el homicidio en nuestras tierras.

La Asamblea se inició con un acto litúrgico que resaltó las cinco Asambleas que nos han traído hasta aquí desde Oaxtepec , Mexico (1978), Huampaní, Perú (1982), Indiaiatuba , Brasil (1988), Concepción, Chile (1995), Barranquilla, Colombia (2001) y Buenos Aires, Argentina (2007). Este caminar, con todos sus aciertos y errores; ambigüedades y certezas, nos enseña a confiar en la Gracia de Dios, que, en su infinita misericordia, nos ha permitido llegar hasta aquí. Precisamente, el que esta Asamblea General se celebre en la isla de Cuba es, de por sí, un gesto concreto de solidaridad, acompañamiento al pueblo cubano y nuestras iglesias hermanas en él.

No ha sido fácil el camino que nos trajo hasta esta ciudad caribeña. El CLAI ha sentido en carne propia el costo de la solidaridad, al ver congelados sus fondos producto de la ignominia del bloqueo económico que sufre la isla de Cuba desde las fauces del poder imperial. No empece a ello, Cuba afirmó su disposición a recibirnos con los brazos abiertos y nos ha compartido su realidad, con todos sus claroscuros y luminosidades, a través de un recorrido de eventos históricos y planteamientos sociales. Hemos sido testigos del acompañamiento fraterno y sororal a las familias de los 5 héroes detenidos en cárceles estadounidenses y solidarizarnos con su causa. Esto nos ha permitido mirarnos como continente latinoamericano y caribeño desde su proceso revolucionario y la profundización de gestos concretos de justicia en áreas tales como la salud, la educación, la cultura y la solidaridad que ha demostrado con nuestros propios países. Es por eso que, frente a las fuerzas que oprimen y separan a los pueblos, las iglesias latinoamericanas y caribeñas, reunidas en el CLAI, han demostrado que “ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente ni lo por venir, ni lo alto ni lo profundo ni ninguna cosa creada nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús, Señor nuestro.” (Romanos 8: 38)

En esta Asamblea se nos ha planteado una serie de temas que entendemos merecen toda la atención en este ministerio de construcción de la unidad del Cuerpo de Cristo. Como máxima instancia del CLAI, hacemos un llamado a la defensa de la vida plena y abundante, en todas sus manifestaciones, a través de los siguientes reclamos:

Deploramos el inhumano bloqueo económico que por más de cincuenta años mantiene el gobierno de los Estados Unidos y sus políticas contra el pueblo de Cuba. En segundo lugar, Cuba es señalado nuevamente como un país terrorista, agravando las tensiones ya existentes entre Cuba y Estados Unidos, lo cual constituye un atropello y una flagrante violación a los Derechos Humanos de nuestros hermanos y hermanas cubanos.
Condenamos la detención y tortura de los prisioneros encarcelados en la Base Naval de Guantánamo. Pedimos que cesen las detenciones injustificadas en este complejo carcelario, el cumplimiento de todas las garantías de ley a los detenidos y la devolución de las tierras al pueblo cubano.

Afirmamos procesos de unidad en el plano político continental. Celebramos, la concreción de expresiones políticas regionales como el ALBA, CELAC y UNASUR y abogamos por la profundización de la institucionalidad de los sistemas democráticos jóvenes y su intención de renovar el carácter social y equitativo en la implementación de políticas públicas.

Exhortamos al gobierno de Cuba a fortalecer la protección de los sectores más vulnerables por razón de la actualización del modelo económico cubano.

Instamos a los gobiernos del Reino Unido y la República Argentina a retomar conversaciones en el marco de las resoluciones de las Naciones Unidas afín de lograr la soberanía de las Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur en el Atlántico Sur en el marco del derecho y la justicia internacional.
Demandamos la defensa de la tierra/territorio y la promoción de políticas estatales que prioricen la gestión integral y sostenida de los recursos naturales así como la preservación y cuidado del medioambiente (“Pachamama”), la identidad, la justicia y la dignidad de los pueblos originarios en nuestro continente (AbyaYala) para el Buen Vivir del ser humano y el entorno natural que le abriga.
Rechazamos la mercantilización de la naturaleza que las transnacionales promueven en nuestros países, con el aval de nuestros gobiernos, en detrimento de las grandes mayorías de nuestro continente.

Insistimos en la necesidad de seguir acompañando a los 150 millones de afrodescendientes latinoamericanos y caribeños en sus luchas de afirmación de identidad, espiritualidad y su lucha en contra del discrimen y el racismo imperante en nuestras sociedades.
Exhortamos a la oración y al acompañamiento del proceso de pacificación conocido como “tregua” entre las “maras” juveniles en El Salvador, para que el gobierno y la sociedad civil colaboren en poner fin a la violencia en este hermano país.
Denunciamos las 70,000 muertes violentas y las 20,000 desapariciones en México. Oramos por la paz con justicia, dignidad y atención tanto para sus ciudadanos y ciudadanas como para los migrantes de esa tierra.

Postulamos la imperiosa necesidad que el tema de la discapacidad constituya una preocupación y ocupación de las iglesias en América Latina que logre promover la participación activa de las personas con discapacidad en instancias de toma de decisiones.
Manifestamos la necesidad del desarrollo del Estado laico en América Latina y el Caribe, más allá de la libertad de culto. Resulta urgente asegurar el desarrollo de la igualdad religiosa y la Separación entre los Estados y las religiones en un marco de autonomía, cooperación y diálogo.

Nos comprometemos a desarrollar procesos participativos y resolutivos en los cuales la juventud latinoamericana y caribeña de nuestras iglesias pueda canalizar sus sueños e ideales en el compromiso serio y decidido por trabajar en la causa de la unidad del Reino de Dios.

Celebramos los diálogos de paz facilitados por el Gobierno de la República de Cuba entre el gobierno colombiano y las FARC. En ese sentido, exhortamos a que se mantenga esta Mesa de negociación y se incluya en dicho proceso al ELN.

Oramos por la profundización del proceso democrático del pueblo venezolano y condenamos cualquier interferencia de la misma por parte de los medios de comunicación y el capital internacional.
Apoyamos la libre autodeterminación del pueblo de Puerto Rico en su definición de su relación con los Estados Unidos. Esto implica demandar la inmediata liberación de Oscar López Rivera de su encarcelamiento por más de 30 años en cárceles norteamericanas así como la descontaminación, la desmilitarización, la devolución de las tierras y un Plan de Desarrollo para la isla municipio de Vieques.

Hermanos y hermanas: al concluir esta Sexta Asamblea les compartimos nuestra alegría con el deseo ferviente de que no desmayen en las luchas cotidianas a favor de la paz con justicia. No cabe duda de que, en este instante latinoamericano y caribeño, al decir de un cantautor cubano, la era está pariendo un corazón y hay que acudir corriendo pues se cae el porvenir. “Es pues, la fe, la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (Hebreos 11:1). Eso que todavía no vemos, pero estamos seguros que viene, por la fe lo declaramos y en el nombre del Señor lo construimos, a través del ministerio que Dios nos ha puesto por delante. Reiteramos nuestra fe, que brota como gesto solidario, tierno y amoroso, haciéndonos eco del coro de un himno que tanto hemos entonado en nuestras liturgias.

Por eso es que tenemos esperanza/ Por eso es que luchamos con porfía/ Por eso es que miramos con confianza
El porvenir en esta tierra mía.

(Tenemos esperanza, Federico Pagura y Homero Perera)
En La Habana Cuba a los veinticinco días del mes de mayo de 2013.

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